[Un ruido en el corazón. La poesía no es un proyecto de Dorothea Lasky]. Por Luz María Astudillo
Hoy tenemos el gusto de darle la bienvenida a la poeta Luz María Astudillo, quien en esta ocasión nos presenta La poesía no es un proyecto (Overol, 2016) de Dorothea Lasky, libro que reúne una selección de su poesía y el ensayo que da título al conjunto. Respecto de este último, Luz María Astudillo dice que entiende el poema "como algo vivo que debe crecer y ser más importante que el proyecto (...) porque de esta manera es posible desarrollar la intuición que toda creación conlleva, dejando atrás la idea de proyecto que de alguna manera marca directrices y difumina esa vida interna que late en el poema".
Un ruido en el corazón
La poesía no es un proyecto (Overol, 2016) es una selección del trabajo de Dorothea Lasky, seguido por un ensayo que da el título al libro, traducidos por la argentina Cecilia Pavón. Cada libro de Lasky funciona por sí mismo resaltando en todos el arrojo de esta poeta norteamericana, quien se ha transformado en un referente para la generación Alt Lit por su tono coloquial y directo, que está despojado de cualquier temor de hablar sobre lo que siente y lo que le ocurre sin ningún tipo de adorno.
Los poemas de Dorothea Lasky transitan en caminos que se cruzan en algún momento y causan una explosión, una explosión en la que los restos que recogemos son palabras repletas de cuestionamientos y la poca certeza de quien no tiene nada que perder.
En su primera publicación, Asombro (2007), el cuerpo es el protagonista, a veces es un cuerpo enfermo y símbolo de lo carnal cuando se trata del amor, y también es un medio inmaterial que reemplaza el discurso: “Hay un ruido en mi corazón / y pienso que es mi espíritu”, la ausencia de palabras las suplen los sentimientos, se fuerza el lenguaje hasta el extremo que toca y hace ruido en el corazón. Lasky se pregunta constantemente sobre el amor, y la naturaleza es escenografía y personaje de esto: “En alguna parte hay niños pequeños que caminan por un estanque en el sol del verano / todavía no saben lo que es el amor”. Dejar expuesta la herida parece ser el método –en una poesía donde no lo hay–, lanzarse de lleno a lo que se debe –y no– decir sin pretender llegar a una verdad, sino a un momento en que se mitigue el dolor.
“Solo me quedo aquí sentada y dejo que las palabras se quemen dentro de mí”, dice uno de los poemas de su libro Vida negra, un verso que bien podría ser un mantra de todas las publicaciones de Lasky, el lenguaje ejerciendo de salvador y verdugo, otorgando la capacidad de expresión, la única salida de quien pierde siempre y al mismo tiempo convirtiéndose en la certeza, la prueba visible, de esa pérdida. Solo las palabras reemplazan la ausencia, aún cuando estas sean para constatarla: “cuando quieres amar, las personas nunca están ahí”.
A diferencia de lo que ocurre en el libro Pájaro trueno, donde la principal característica es la interpelación que hace el hablante al lenguaje, regresa el cuestionamiento de la utilidad de las palabras que se refleja en un deseo de despojarse de estas: “Lo único que quiero en esta Vida / es que las Palabras me dejen / en paz”.
En Roma, su publicación más reciente, aborda intensamente los temas del amor, desamor y la poesía como salvación de todo tipo de dolor que inflige el mundo, pero sobre todo como una herramienta destinada a darlo a conocer: “porque la poesía te recuerda / que no hay dignidad / en vivir”. Cuando en “Poema para un amigo” dice “es posible que sea el dolor lo que nos haya juntado”, se dirige a otro, pero también es pertinente agregar que ese otro pueda ser “la poesía”, quien causa la herida y también la sana.
En el ensayo que cierra el libro, se habla del poema como algo vivo que debe crecer y ser más importante que el proyecto, es decir, las partes son más esenciales que el todo porque de esta manera es posible desarrollar la intuición que toda creación conlleva, dejando atrás la idea de proyecto que de alguna manera marca directrices y difumina esa vida interna que late en el poema.
La ventaja de este libro que se propone como una selección, es bastante similar a lo que Lasky postula, más que un proyecto de obra completa, cada libro se sostiene y respira por sí mismo y es un acto de intuición que se realiza solo por el deseo de dar vida sin “un gran plan” emparentado a eso, lo que finalmente es el arrojo que la hace resultar única.
Roma termina con unos versos que dicen “Hasta que no pude hablar más”, es tal vez la principal característica de Dorothea Lasky, quien relaciona el lenguaje con una herramienta que tiene la propiedad de funcionar hasta que no puede más.
Luz María Astudillo Ugalde (Santiago, 1981). Licenciada en Literatura por la Universidad Diego Portales. Ha publicado el libro de poesía cajita americana (Editorial Cuneta, 2012) y la plaquette Litoral (Cuadro de Tiza Ediciones, 2014); traductora de la plaquette Últimos poemas, de Anne Sexton (Cuadro de Tiza Ediciones, 2014). Sus poemas han sido publicados en diversos proyectos y revistas tanto virtuales como impresas.
Fuente de las fotografías: Ediciones Overol.
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