[Lengua de señas: Cuando decir / no basta]. Por Álvaro Gaete Escanilla
Álvaro Gaete (Santiago, 1994) contribuye nuevamente con La Calle Passy 061. En esta ocasión nos ofrece una reseña sobre Lengua de señas (Alquimia ediciones, 2015) del poeta Enrique Winter (1982).
Enlaces
L=A=N=G=U=A=G=E poets
L=A=N=G=U=A=G=E Magazine
Entrevista a Raúl Ruiz. Off the record (1997)
Lengua de señas: Cuando decir / no basta
John Ashbery o Charles Bernstein podrían estar tras la pregunta: ¿la poesía debe hablar de algo? Y digo “hablar” porque la poesía, quiera o no, comunica, sea lo que sea; aun cuando los medios para lograr esa comunicación se escapen del alcance de las manos.
En Lengua de señas, de Enrique Winter, se abren otras vertientes, otras preguntas sobre qué se quiere comunicar cuando se logra hacerlo. El hablante se vale de lo que tiene más cerca para cubrir los vacíos en un puzzle de memoria. Se retuerce la araña para salir de las sombras chinescas, ahora tela rasgada:
Mismo techo desde donde espléndida
la telaraña marca territorio
la telaraña marca territorio
Lengua de señas es la puesta en práctica de un trabajo investigativo sobre Charles Bernstein y la L=A=N=G=U=A=G=E poetry, ese conjunto de poéticas posmodernistas surgidas al alero de la revista del mismo nombre hacia fines de la década de 1960, en Estados Unidos.
Este trabajo investigativo que se lleva a cabo en Lengua de señas se aleja de la opacidad del lenguaje y la sátira que Ashbery pone en los vacíos de significado, para construirse sobre la base de ecos. De lo que queda dando vueltas entre ellos se puede armar la comunicación. Así, desde incursiones en la voz campesina, la paya o la oralidad, hasta retazos biográficos de la infancia, este libro intercala sus recursos, juega con ellos y sus formas.
Raúl Ruiz, en el programa de entrevistas “Off the record”, refiriéndose al uso del lenguaje en sus películas, recuerda aquello que Orson Welles llamaba el ruido humano: el diálogo sin énfasis, que no espera a que un actor termine la frase para que el otro empiece la respuesta; hablar todos al mismo tiempo, tratando de copiar un poco lo que escuchamos al salir a la calle, en una cafetería o al tomar un bus.
Hablar sin énfasis o con los énfasis mal puestos. En el proyecto de Winter hay una clara referencia a estas ideas. Un lenguaje que cerca el espacio, entre los que manejan el argot, y nos ofrece posibles. La conversación continúa con lo inesperado e incómoda:
Músculo músico del ojo tiene
Mis ojos no por igualitos digo
Los ojos mismos los dos míos higo
Verde los vulva ella y cerca viene
A saludarme con un beso en cara
Y despedirse quién diría en la boca
Yo estaba aquí cuando llegué le aclaro
Mojado ando de pie y ya nadie
Brinda techos más largos que su muro
Mis ojos no por igualitos digo
Los ojos mismos los dos míos higo
Verde los vulva ella y cerca viene
A saludarme con un beso en cara
Y despedirse quién diría en la boca
Yo estaba aquí cuando llegué le aclaro
Mojado ando de pie y ya nadie
Brinda techos más largos que su muro
Esta incursión en la oralidad desata otro interés de Lengua de señas, el sonido, lo fónico. Con el movimiento, digamos, tipo oleaje, de devolverse a la última palabra para continuar, a partir de ella, con una imagen que le es ajena, probando terreno. Reacomoda la sintaxis en favor de lo sonoro, resignificando.
Todo se vuelve recurso cuando se piensa en la intención, ¿acaso comunicar? Tanto la oralidad como la voz campesina y los recursos fónicos tienen que ver con la presentación de una paleta de instancias comunicativas o sensitivas que den, en algún momento, con quien las haya vivido, pensado, escuchado o sentido. Un recurso que busca el diálogo en medio de la imposibilidad comunicativa, en la época de lo instantáneo donde todo se condensa, para poder ser leído o consumido de manera inmediata.
Lengua de señas, logra emitir una construcción de signos, aunque parezcan no decir algo. Hay que ejercitar los otros medios cuando la comunicación se pone en crisis, cuando todos emplean su propio argot, personal e intransferible. Ahí radica la problematización. Volver es reconocer nuestros recursos reviviéndolos, parece decir el autor. Volver al cuerpo, volver a la imagen, volver a la infancia. Desde donde sea, pero volver.
Álvaro Gaete Escanilla (Santiago, 1994). Estudiante de Pedagogía en Castellano (UMCE). Participó en el taller Al pulso de la letra. Pertenece al “Proyecto la urdimbre”, instancia de coordinación y autoformación de estudiantes de la misma casa de estudios, que trabaja a partir de las necesidades del aula, enfocándose principalmente en didácticas, literatura chilena reciente, lingüística y el rol del profesor.
Enlaces
L=A=N=G=U=A=G=E poets
L=A=N=G=U=A=G=E Magazine
Entrevista a Raúl Ruiz. Off the record (1997)
Comentarios