[La canción punk de los 80 en Chile]. Por Eduardo Farías Ascencio

Eduardo Farías Ascencio nos escribe una reseña quizás inusual para este espacio, pero no por eso menos significativa. Rondando los intereses que han caracterizado sus lecturas en La Calle Passy 061 ahora nos presenta el libro La canción punk de los 80 en Chile (Ediciones Oxímoron, 2015), ensayo de Jonathan Lukinovic.

La canción punk de los 80 en Chile

Si pensamos en el sujeto punk, la primera imagen que vendría a nuestra mente es un corte de pelo extraño, pantalones apretados, bototos militares, en definitiva, una forma de vestir que se aleja de los marcos aceptados por la sociedad, forma de vestir que refleja, también, una forma de pensar, alejada del camino que toma la sociedad. Esta disidencia del punk como cultura, como forma de relacionarse, como posición ética e ideológica respecto de la construcción y rumbo de la sociedad actual, se refleja en su poca aceptación social por los prejuicios y razones que se esgrimen en su contra. El sujeto punk es un sujeto indeseado socialmente, aunque su estética pueda ser transformada en un objeto de consumo por el sistema económico neoliberal. Además, hasta la llegada de los estudios culturales, el punk ha sido bastante excluido por la investigación académica, situación que en nuestro contexto viene a ser solucionada, en parte, por La canción punk de los 80 en Chile, de Jonathan Lukinovic, libro que nace de su tesis de magíster, por lo que este libro confirma que se puede llevar el discurso académico al público general.
El título puede confundir un poco pues a primera vista se trataría de una publicación sobre las canciones de este género en una década determinada. Al entrar en este libro, comprenderemos, más bien, que las canciones que Jonathan Lukinovic usa como corpus de estudio le permiten ir dando cuenta del sujeto punk chileno en su surgimiento, cómo se percibe a sí mismo, se piensa y cómo piensa la sociedad. Es, entonces, a partir del individuo que esta investigación irá hacia el punk como fenómeno, considerando siempre el contexto chileno como lo importante. Es necesario recalcar que la metodología de trabajo de Jonathan apuesta por la autorrepresentación del propio sujeto punk, cuestión que constituye un valor agregado del libro.
Por cierto, este valor agregado dependerá del conocimiento del lector. Para el sujeto punk este libro podrá presentar información ya conocida y sentir que el libro está constantemente explicitando lo que dicen las canciones o podrá ahondar más en su cultura y en sus inicios en nuestro país. Para quien no pertenezca a esta cultura, este libro será una puerta de entrada indispensable y necesaria si quiere comprender el mundo punk chileno más allá de cómo se le presenta y representa oficialmente, este libro servirá para ver más allá de los prejuicios, momento necesario para comprender que el punk no es un simple desadaptado, sino más bien uno de los sujetos críticos que durante la década de 1980 leyó las relaciones económicas que se le impusieron al pueblo chileno en la dictadura, constituyendo una manera de existencia que en muchos casos funciona y que en otras revela toda su crueldad social. Las canciones punk muestran que el sujeto punk tiene consciencia de su lugar y del camino de la sociedad, como lo evidencia la canción "No me puedo acostumbrar" de Emociones Clandestinas:
No me puedo acostumbrar
a que de noche y día me tengan que vigilar
a poner candado a cada palabra
que desee pronunciar

no me puedo acostumbrar
a toda esa propaganda
desquiciada y desenfrenada
a tener las manos limpias
y mi nombre ligado a nada
a todo eso no (81).
De esa manera, el sujeto punk une su posición a lo deleznable de la dictadura, su contexto inmediato. Y muchas veces esa posición no es solo discursiva, tal como se aprecia en la canción "Acción directa" de la banda Camión Policía:
Usaremos nuestra acción directa
como forma inmediata de lucha
para crear en la gente conciencia
de los errores que comete el estado
para hacer de nuestra vida
unos huevones presos y condenados
exigimos la libertad plena
que nos ha robado el sistema (91).
La música también puede funcionar como una forma de acción directa, y quizás justamente lo indeseable del sujeto punk es que no se calla, dice lo que se prefiere silenciar y en ese simple gesto encontramos la incomodidad del hijo rebelde, ese que no acepta que la vida es así.
Que vengan más libros como este, publicado por Ediciones Oxímoron, editorial que ha comprendido la necesidad de vincular el mundo académico con el mundo “mundanal” y ha demostrado cómo se puede hacer, solamente, para una segunda edición, habría que agregar un registro visual que puede complementar y dar más valor al trabajo realizado por Jonathan Lukinovic, quien, quizás, en la misma línea podría avanzar en el tiempo y analizar el punk de los noventa y del dos mil.


Fuente de portada: Oxímoron.cl

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