[Gustavo Ossorio. "Mi pensamiento encalla en los signos". 3ª parte] Por Juan Manuel Silva


Variados han sido los intentos de situar la poesía de Gustavo Ossorio. Desde las primeras críticas aparecidas en diarios del año 1942 a raíz de Presencia y Memoria, las opiniones se han encargado de recalcar la dificultad de su poesía.

Ya sea Rosamel del Valle: "De ahí a que la poesía de Gustavo Ossorio había un leguaje extraño, un lenguaje de dialogo permanente con la noche y la muerte." (Un poeta más para la muerte: 4), o Francisco Santana: "Voz abismal, sentenciosa, dolorida de símbolos e interrogaciones (...) Asoma cierto hermetismo que no afecta mayormente la substancia poética." (Evolución de la Poesía Chilena : 238), la labor crítica no intentó aproximarse a su poesía más que por elogiosos comentarios o por cacofónica expresión, símil de poesía. Aunque meritorio, el trabajo de los primeros comentadores es pobre. Salvo excepciones como las de Anguita, del Valle, Díaz-Casanueva y Dámaso Ogaz, la reflexión acerca de la poesía de Ossorio entre sus contemporáneos fue lacónica y perezosa.
Suspendiendo la periodicidad, la escritura de libros sobre poesía chilena tampoco subsanó los problemas comentados. En Carlos René Correa, Hugo Zambelli (único texto en que existe una poética de Ossorio), Víctor Castro, Jorge Elliott, Francisco Santana y Raúl Silva Castro, es posible encontrar algunos datos y ciertas intuiciones valiosas, mas la indefinición y la ambigüedad para con sus contemporáneos fue directamente proporcional al nivel de incomprensión que tuvo su poesía.
Ahora bien, el punto de concordancia y, quizás, la armonía entre las opiniones, se ha resuelto con el tiempo en los lúcidos artículos de Leonardo Sanhueza y Rodrigo Verdugo; mientras el primero explora ciertos aspectos biográficos de importancia intentando visualizar una poética, el segundo plantea la inadaptabilidad de Ossorio para un modelo epocal de la poesía chilena, reuniéndolo con otros casos excéntricos (Boris Calderón, Heriberto Rocuant y Jaime Rayo). Y si bien son poco exhaustivos y abarcan rastros superficiales de la poesía de Ossorio, sus intuiciones son valiosas para este trabajo. Retomando, si se pudieran trazar ejes de discusión entre los críticos, serían estas:

La oscuridad de la expresión de Ossorio, ligándolo a una matriz espiritual, esotérica, metafísica y religiosa.

"En forma constante, situado en los límites de su propia muerte, con una lucidez que es heroísmo por la cruel inteligibilidad a que trata de someter su MEMORIA primordial, este joven e inexorable poeta, hereditario de los grandes buscadores metafísicos, nos entrega una nueva colección de poemas con experiencias más purificadas, pero no menos terribles. No hay fantasmagoría aquí ni realismo cromático, sino tensión constante y atención radioscópica para captar lo que transcurre debajo y encima de los muros terrestres, vivencias que no excluye y que por el contrario acepta como probatorias de su propio espíritu." (Díaz -Casanueva: 5)

"Ossorio concibió la poesía como una religión, como la menos efímera de todas, por ello exclamaba; “Mi vida ha sido sedentaria, pero torturada por mil razones. La poesía y la pintura son mi llaga y mi salvación”. Es sucesivamente profundidad y revelación. Profundidad, porque imagina y provoca nuevas relaciones entra la vida y la muerte; revelación porque aporta siempre un sentido complementario a las verdades primeras que la simple razón se esfuerza en reconocer como definitivamente validas." (Ogaz: 2)

La primacía del dolor y la angustia en su poesía por una vida torturada en búsquedas existenciales, sobre la raíz de estos problemas humanos.

"Gustavo Ossorio ha preferido bajar la cabeza y escuchar lo que empieza a hacerse presente debajo de su alma, lo que todavía es un ruido, ya que sin duda alguna tiene algo que extraer de la espantosa realidad del ser y su tránsito terrestre. O sea, el lado obscuro de la gracia." (del Valle, "Presencia y Memoria de Gustavo Ossorio" : 12)

La inmadurez de su poesía por la trunca experiencia de una muerte a corta edad.

"Antes de examinar las nuevas generaciones debemos recordar a un poeta que murió prematuramente y cuya obra constituía una alta promesa; aludimos a Gustavo Ossorio. No nos parece que logró expresarse plenamente" (Elliott: 126)

La presencia de la muerte como factor determinante de su poesía. Considerando a su persona enfermiza, como el agente de una poesía que intuye el destino aciago, así como su último libro (Contacto Terrestre) como el reflejo de una batalla contra la muerte. Esto, pues lo habría escrito en el sanatorio "El Peral" en la última fase de su enfermedad.

"Vivió un aire de desesperanza, intuyó el misterio de la muerte que se le avecinaba y estallaba en himnos del subconsciente que se estrellaban rotundamente con una realidad que devoraba su paso por la tierra." (Correa: 287)

Luego de enumerar estas principales tendencias, son remarcables las continuas variaciones en estos focos de atención, llegando a explicar la poesía de Ossorio, no desde la poesía misma, sino que desde el prejuicio o la superficie de la misma.
Ineludible es que cada una de estas visiones da luces al estudio que se quiere emprender. Esto, pues, de cierta forma, cada una de ellas tiene algo de razón, aunque no por separado. Todas son una de las formas de leer la poesía de Ossorio, que no distaría demasiado de una primera lectura: La poesía de Gustavo Ossorio es oscura y de difícil entendimiento, cifrada en búsquedas de lo humano y lo divino, se ve el paso de la muerte por ella como una intuición. Así, de la misma manera que es criticable el juicio de los comentadores de Ossorio, necesario es partir de sus aproximaciones aunque en esto haya algo de ironía. Por lo mismo, retomar la vertiente metafísica agregándole la existencial, para descubrir en su poesía el peso de una tradición Occidental de buscadores del más allá, o de las respuestas al adverso devenir, dándole a esa tradición el carácter tanático que la presencia de lo inefable en ella tiene (ya sea en la escatología como revelación, o en la búsqueda filosófica la iluminación), encausará esta investigación hacia la búsqueda de ciertas estructuras tradicionales en Occidente que habitan en esta poesía, iluminando así la oscura sensación de asombro que ha causado en sus lectores, estableciendo una lectura crítica, una descripción de su poética y un intento por diseñar una forma alternativa de leer cierta poesía que existe en la historia literaria chilena.

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