[Una mujer sola siempre llama la atención en un pueblo]. Por Jaime Retamales

Una mujer sola siempre llama la atención en un pueblo es el primer libro de Natalia Figueroa (La Serena, Chile, 1983); lanzado en la pasada Furia del libro, el poemario fue presentado por Andrés Florit y Jaime Retamales.
Lee a continuación la presentación que Retamales hizo del libro publicado por Das Kapital (2014) además de una selección de poemas.


Una mujer sola siempre llama la atención en un pueblo

Una anécdota, un suceso circunstancial o irrelevante para algunos, puede convertirse perfectamente en un relato y también en un poema-relato. Ribetes de anécdotas tienen todas las historias que se cuentan. Hace casi sesenta años, Claudio Giaconi citaba a un exigente crítico que decía que “estaba demostrado que se podía escribir cuentos notables sin ese elemento tan invalidado que es la anécdota…”, pero lo que valoriza a un cuento —agregaba Giaconi—, tanto como a una pintura o a una pieza musical, no es lo que tiene de sujeción a un molde establecido sino su capacidad de enriquecimiento de la realidad sensible” (499).
Eran tiempos en que nuestra poesía sufría la implacable crítica de las vanguardias hacia el texto narrativo y defendía, como muchos lo hacen hoy, la estética del fragmento, por lo que no parece extraño que Claudio Giaconi no haya mencionado a la poesía como otro ejemplo en su comentario, aunque resulta lógico suponer que esta es el componente al que se refería, validando por extensión el uso de cualquier recurso expresivo en que se encuentre presente o se incluya.
También Enrique Lihn, de la misma generación, la del cincuenta, sentaba las bases por esos tiempos y a contracorriente escribía:

El propósito universalista de una nueva literatura poética latinoamericana —si es que se puede hablar positivamente de una nueva poesía latinoamericana— sería la de expresar o configurar poéticamente una imagen analítica, una visión crítica del hombre; y del hombre en un mundo histórico de situaciones perfectamente concretas y determinadas en cada caso, que actúan sobre él y sobre las cuales él actúa, que lo enajenan y de las que trata de enajenarse, con o sin éxito, pero de las que es preciso rendir cuentas, dar un testimonio […] ir a lo universal significa ahora más notoriamente que nunca definir, o simplemente describir desde adentro una situación histórica entendida en su doble cara individual y colectiva, y naturalmente crearla y hacerla vivir plenamente en el lenguaje.

Estamos lejos de conocer los resultados del antagonismo, si es que existe, entre la forma del fragmento y la narratividad poética: “la narratividad en poesía ocuparía un costado marginal ante la posición canónica del fragmento, considerado como piedra de toque del repertorio formal de la vanguardia”, dirá más tarde Eduardo Milán, en el año 1995. Pero lo cierto es que estamos en una época de manipulación narrativa de la poesía, o podríamos decir en la ruptura del género: una des-identificación funcional entre poesía y prosa para des-formalizar, cambiar el ropaje tradicional, remozar los recursos que han dejado de interesar por obvios.

Natalia Figueroa se suma a las voces que de preferencia utilizan la técnica de la poesía narrativa, es decir: el tratamiento de la “realidad” con una perspectiva poética. De hecho una buena parte de los poemas que conforman este libro corresponden a breves relatos y/o fragmentos descriptivos, pensamientos y hallazgos del drama cotidiano, puestos todos al servicio de una talentosa voz que tiene control y conocimiento de este: su repertorio de materiales. También incluye poemas de corte algo más clásico.
En todos ellos comunica el atento registro de su observación —sin grandilocuencia o aspavientos en un lenguaje cuidado y preciso, sin adjetivos ni figuras retóricas típicas o referencias literarias de nombres o citas (*)(*) Dice el texto: “sin adjetivos”, refiriéndose a esos que al decir de Huidobro en su "Arte Poética": cuándo no dan vida, matan. —: los movimientos de una sinfonía del deseo aplacados ante los hechos que parecen surgir de un mundo alejado de las grandes urbes y que aún conserva la vida de la provincia, como acá se dice. Y cierta marginal universalidad, a la que siempre los poetas vuelven con nostalgia, se escurre en una secreta dimensión.
Se advierten las buenas lecturas reflejadas en sus poemas, lo que ya es un mérito, no caer en el lugar común, sortear con claridad y eficacia el inicio de un viaje, la aventura del lenguaje que es el arte de la poesía.
Finalmente, se debe destacar la poética presentación de Bruno Vidal en la contraportada que descubre, ilumina, e insinúa con exactitud lo que el libro de Natalia es: “La poesía se cultivó en horas buenas, / Se nombró a sí misma con genuinas extrañezas/…/ Y nos hace el honor de ver como se desvive,/ En la condolencia, en el testimonio, en sus ornamentos;/ Ah, y abre sus puertas de par en par en sus escondites/…”.

Bibliografía
  • Claudio Giaconi, un escritor invisible. Editorial Etnika y Pequeño Dios Editores, 2010. 
  • Lihn, Enrique. El circo en llamas. LOM ediciones, 1997. Ver págs. 62 y 63.  
  • Milán, Eduardo. "Visión de la poesía latinoamericana actual". Revista Matadero, N.°102, julio-agosto 2000.
Jaime Retamales (Santiago, 1958). Poeta. Autor de Dominey en la Vía Crotona (1994), Dinastía circense (1998), Desertor (2003), Long Street (2003), Crack Up (2010) y Mercante (2013). Actualmente reside en la ciudad de La Serena.

SELECCIÓN DE POEMAS

Todas tus preguntas

Qué importa lo que sé
cómo lo aprendí
si era de verdad
lo que dije que era
ni dónde nací
mis años, cuándo amé
por última vez, cuál
es mi nombre.


Legado

Mi bisabuelo sembró en su hija
el temor de despertar desolada
y la eterna nostalgia por una Génova
cultivada por él y su familia
antes de que lo enviaran al frente.

No le contó
que aprendió a mirar los muertos
como un paisaje a medida que la sangre
se acumulaba en porciones
De los gases convertidos en espuma
escapando por narices, bocas, anos.
Que espantó moscas azules
peleando el sitio justo para dejar sus huevos
en los cadáveres
De la piel desprendida y el pelo.

Le habló de campos de olivos;
no de la vegetación muerta
que rodea a los cuerpos
incremento de carbono y fósforo.

Contó la historia como un cuento
para ir a dormir
así me la contó ella:
mi padre fue atrapado en el frente
escapó con un amigo
sobre el techo de un vagón
durmieron y cuando mi padre despertó
su amigo ya no estaba.
Cayó del tren, murió.

Ni siquiera se le ocurrió pensar
que a su amigo no le gustaban las despedidas.




Dial

Escucho la misma radio que tú
desde la época en que te llevaba al trabajo
Noticias de los latinoamericanos
por conexión con Radio América
Y al pasar después del almuerzo
cabeceabas en el sofá
al ritmo de una canción conocida
en versión de quenas y zampoñas.
Música suave que viene del pasar del viento
por las cañas de los montes bajos.

¿Te imaginas?
Ir caminando por ahí


Micky

Bajo la ventana de una casa ajena
oye la sinfonía baja, distorsionada
sintiendo una energía nueva.
Al día siguiente no la recuerda, pero de pronto
aparecen notas y es exquisito

Como sus propias canciones
antes de tomar el trabajo
de vendedora.
Llega tarde, le duelen los pies

Canciones sencillas
notas que la acurruquen
en las horas muertas
Intenta componer inútilmente
ahora es difícil
No entiende bien qué pasa:
se aleja su mundo interior.



Camino a la librería

Balmaceda de curvas alemanas
Manuel Rodríguez gritando la buena nueva
Calibán sosteniendo a Ariel
en su mano un símbolo rúnico.

Hubo un tiempo
en que me sentí parte de un espacio mágico
de un país oculto, lleno de dimensiones.
Cité a un joven ahí. Le dije:
Encontrémonos junto a esa estatua.
Nunca llegó.
Eran tiempos de ideas grandes.


Adiós a la familia

Cómo olvidar la fijación de mamá
por convertir ese patio lleno de tierra y piedras
en un jardín.
Era la casa nueva
Estabas a punto de nacer, hermano.
Mamá de bruces sacaba piedras más piedras
hasta acabar el agujero en que plantó el pino.
Papá la retó por gastar el dinero
pero con el paso de los años aprendió a gustar del árbol
de su sombra
del follaje que lo protegió de los vecinos.

El pino, que era hembra, creció sano y fuerte
en busca de la reproducción
sentíamos el olor que expelía
para atraer a quienes portarían el polen
de algún pino lejano.

Muchos pájaros vivieron en sus ramas
Sus raíces comenzaron a levantar las baldosas
Su sombra impidió que el membrillo prosperara
Pronto los vecinos se quejaron.

Tomaste un serrucho
subiste esos nueve metros
y comenzaste a cortar las ramas más gruesas.
Al bajar estabas salpicado entero de leche.
Cuando mamá llegó y te vio sin protección arriba
destruyendo ese pino
tuvo que sostenerse.

Hoy todavía te queda una rama.
Después tendrás que cortar el tronco
Jalar cada raíz.
No te dio pena haber derribado el plan.
Pronto entrarás en esa tierra.


María

En todas las fotografías guapa
junto a su marido y los dos pequeños.
Una me gusta más: están abrazados
lleva un vestido, los niños duermen.
En las siguientes
apenas distingo el cansancio
por haberlos cargado hasta la Acrópolis
y otros lugares. Es feliz,
no entiende mi soledad,
su naturalidad es abrumadora.
Todo el día dedicado a su familia.

Sé que leerá estos poemas
como un adulto presta oído
a las dificultades de un adolescente
que en el fondo
no está frente a ningún problema.

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