[Luis Vulliamy perdido en Wallmapu]. Por Juan Ignacio Colil

Luis Vulliamy (Lautaro, 1929 - Santiago, 1988) fue poeta y narrador, hijo de padres suizos que llegaron a la IX Región a principios del siglo XX. Ganó el Premio de Literatura Gabriela Mistral de la Municipalidad de Santiago en cinco ocasiones; en 1962 obtuvo el premio “Mauricio Fabry”, que otorga la Cámara del Libro de Chile, por su novela Juan del Agua. En 1963, ganó el Premio Alerce de la Universidad de Chile por su novela El mejor lugar del mundo. Piam, conjunto de cuentos que ahora el narrador Juan Ignacio Colil nos presenta, fue publicado el año 1957 por  Ediciones Llaima y en 1971 por Editorial Universitaria en una edición extendida.

Luis Vulliamy perdido en Wallmapu

Corría el año 79 cuando a fines del período escolar, los apoderados del curso en el que yo estaba, el 8º E, nos regalaron un libro. No sé si a todos nos regalaron el mismo libro o fue más bien una especie de sorteo, pero a esta altura de la vida da lo mismo. En la primera página está la letra de mi viejo que dice: “Recuerdo del curso 8º E, 1979”. El libro en cuestión es Piam de Luis Vulliamy.
El libro fue editado por Editorial Universitaria el año 1971. 4.000 ejemplares en esa primera edición. Es raro que haya sobrevivido al Golpe de Estado este libro porque su contenido es altamente subversivo al orden. Seguramente los milicos creyeron que se trataba de leyendas y brujerías indígenas y lo catalogaron como inofensivo, es probable que haya quedado en una bodega y años después lo vendieron como saldo. Si fue así lo agradezco porque dudo que de otra forma hubiese llegado a mis manos. 45 años han transcurrido. Un largo recorrido hasta ahora. Creo que intenté leerlo cuando me lo regalaron, pero no fue suficiente el esfuerzo, así que Piam quedó relegado a ese sector de libros que están en el limbo de los libros que algún día se van a leer, pero nunca se leen. Lo volví a encontrar hace unos años en la casa de mis padres y obviamente tiene otro valor porque en primer lugar lleva la letra de mi viejo escrita con un lápiz bic rojo punta gruesa, cosa que me hizo pensar en él cuando escribía esas pocas palabras, y pienso que él en esos momentos tenía 48 años es decir era un año más joven de lo que yo soy ahora y supongo que eligió el libro pensando que algún día lo entendería. Otra diferencia con respecto al año 79 es que ahora yo ya sé quién había sido Luis Vulliamy.

Piam es un conjunto de once cuentos que nos hablan de la vida en Wallmapu, los cuentos son pequeños momentos de la vida en Wallmapu hace algunas décadas, que curiosamente no se diferencian mucho de la situación actual. La historia de un desalojo, la trampa de los huincas, el permanente asedio, son cuentos tristes, sin estridencia. Son crónicas de la vida diaria, la discriminación, el crimen solapado, el abuso en distintas formas cobra vida en las narraciones de Vulliamy que sin prisa pero sin pausa va dando cuenta de la vida cotidiana. Es una especie de realismo lárico sucio y triste. Los personajes son simples, actúan como cualquiera. No hay grandes complejidades. Las cosas son como son. No hay juegos de espejos ni caminos que se bifurcan ni mariposas amarillas. Pienso que esta obra cuando se publicó estaba un poco desfasada porque lo que se llevaba en literatura por esos años era el famoso “boom”, ya había quedado atrás el realismo puro y duro. Quizás por eso la obra de Vulliamy quedó perdida, dando vueltas en Wallmapu como un aparecido.
De muestra un fragmento del cuento “La permuta”:
Existen medios más sutiles para despojar dignamente a un indígena cuando es necesario. Todos conocemos armas seguras que no dejan escapar, como podría suceder ahora, el tiro por la culata. Fiémosle a un indio un año y otro año; hagámosle firmar documentos; explotemos sus vicios y necesidades; cuando esté tan endeudado que no haya quien lo salve, cobrémosle judicialmente y hagamos posturas en el remate de su tierra. Provoquémosle, invadamos su terreno, secuestremos sus animales; cuando reaccione y nos maltrate de palabra u obra, flagelémosle para que reconozca cualquier culpa, sepultémoslo en la cárcel. En su ausencia pueden efectuarse muchas diligencias que desde el punto de vista jurídico son legales. ¡Son maneras decentes, señores! Pidamos una reagrimensura; objetemos la división de su reducción; apadrinemos desconocidos herederos, revisemos viejos títulos… Siempre habrá algo flaco o bueno en el baúl del pasado.
Luis Vulliamy fue un escritor nacido en Lautaro, hijo de colonos, pero su vocación literaria va por el rescate de la vida en Wallmapu y sus habitantes. La figura de Vulliamy es interesante. Leo que como muchos escritores Vulliamy trabajaba en una editorial, pero a diferencia de otros que hacían de editores, correctores, integrantes de algún comité editorial, él era el chofer que distribuía los libros por las distintas librerías. Me lo imagino recorriendo Santiago en esos años con sus cajas de libros, pensando en su Lautaro natal, en sus amigos peñis. Publicó varias novelas y libros de poemas, obtuvo también varios premios, pero lo que más rescato es su prosa sincera, directa. La literatura como una expresión genuina y no como un artefacto a ostentar.
Otro punto muy relevante de este libro es que posee una serie de ilustraciones realizadas por Julio Palazuelos. Un grabado para cada cuento, más la portada. No conocía a Julio Palazuelos, pero basta ver estos grabados para darse cuenta que leyó los cuentos y se dejó llevar por su talento. Ahí está la atmósfera de la zona, paisaje y persona, rucas, pitranto, hualles, perros y bueyes, huincas, pacos y peñis.


Fuente de las fotografías: Biblioteca del Congreso Nacional de Chile

Comentarios

Unknown dijo…
Gracias Juan Ignacio Colil. Bello rescate de memoria personal, memoria de Vuilliamy, memoria del daño y el despojo.
Nuriluz Hermosilla Osorio
Arqueóloga que trabaja en defensa cultural de reivindicaciones territoriales mapuche
GUACOLDA dijo…
Super buena reflexión en torno al escritor y su libro, acá estamos en la tarea del rescate de estos aportes de un escritor visionario y comprometido. Gracias por el aporte. Guacolda
Paulo Vill dijo…
Interesante escritor lautarino