[Nocturno de Chile de Roberto Bolaño: Infierno y Purgatorio, lectura intertextual.] Por Rocío Cano

Al leer la novela Nocturno de Chile del escritor chileno Roberto Bolaño, me pareció bien, solo eso, bien, sin emoción, sin sorpresa, sin entusiasmo, una novela sin encanto, sin novedad, sin gracia. Rasgo que tal vez muchos no coincidan en decir. No la salvaban ni las alusiones a personajes que un grupo de chilenos puede identificar fácilmente, ni la facilidad con que Bolaño adopta la voz siútica y clasista del protagonista.

Leí varios artículos sobre la novela, en donde casi sin excepción se le atribuían cualidades, a mi gusto exageradas, por ejemplo: se hacia hincapié en el hecho de estar escrita sin puntos aparte, o la atmósfera tétrica, o al bien logrado ambiente del contexto histórico, sin caer en los clásicos clichés de las novelas que hablan de la dictadura. En fin, una serie de atributos, que si bien, son verdad, no alcanzan para decir que la novela sea sobresaliente.
El hecho es que ninguno de estos artículos se refería en profundidad al único hecho que me pareció intrigante en la novela. Este detalle fue la presencia de Sordello, a quien se nombra en reiteradas ocasiones a lo largo de la novela, sin explicación mayor. Es más, ni el protagonista, el cura Ibacache, ni el propio Neruda, estaban al tanto de quien era este personaje que Farewell nombra con exaltación en las primeras páginas de la novela. Pero esta presencia misteriosa sigue apareciendo, sigue siendo mencionada, sin aclararse su propósito. Farewell dice: “Sordello, ¿qué Sordello?, repitió con retintín la voz de Farewell a mis espaldas, el Sordello cantado por Dante” (Pág.23 del archivo diponible para descarga al final de este post) no había duda, el Sordello cantado por Dante.

La Divina Comedia era una clave desde la cual leer esta novela, ya que a partir de este hallazgo, la novela se puede leer como un desplazamiento, una re-elaboración, bastante libre, de la obra de Dante, en donde el cura Ibacache, no hace más que pagar por el pecado de la soberbia encarnado en la figura del crítico y en la figura de una clase social clerical y arribista. Y ¿cómo se paga este pecado en el Purgatorio de Dante?, de la misma forma en que lo paga el cura Ibacache, cargando una gran masa que agobia a quien la lleva, y esto precisamente es lo que lo hace comenzar con esta narración, que parte con el protagonista en un estado febril, cercano a la muerte. En este contexto se desarrolla un diálogo con una presencia fantasmagórica, que corresponde al joven envejecido, presencia que solo puede oír el protagonista y que lo cuestiona respecto a su vida. Esto lo podemos deducir por medio de las contestaciones que el cura Ibacache despliega en el relato, que se estructura en base a esta defensa desesperada que se realiza frente a un interlocutor inexistente o tal vez su propia conciencia. Esta defensa o contestación es la novela misma, que se va a desarrollar en un fluir de conciencia que nos lleva a lo largo de los acontecimientos más relevantes de la vida del protagonista en una narración que no se interrumpe jamás. Lo interesante de este diálogo-monólogo son las constantes dudas que se dejan entrever en el discurso del protagonista, ya que al tratar de afirmar la buena voluntad de sus acciones, no hace más que poner en evidencia la problemática situación espiritual en la que yace. Ambas representaciones dialogantes, representarían uno de los dos aspectos que configuran al protagonista, por un lado el poeta Sebastián Urrutia Lacroix y por otro el crítico, el cura Ibacache. El primero de estos dos aspectos es sin duda el que increpa, ya que es el rasgo que el protagonista ha defraudado, la primera pasión de Lacroix era la poesía que al pasar de los años fue siendo relegada a un ejercicio personal y con poca trascendencia, quedando más y más en segundo plano frente al crítico, que adquiere la notoriedad y termina por apoderarse totalmente del protagonista. Otro aspecto de la novela que se enriquece al leerla desde esta clave intertextual es la del viaje al infierno, que atraviesa la novela partiendo con la invitación de Farewell a visitar su fundo Le-bás. Invitación que se realiza en el plano de la iniciación que realiza el maestro con su nuevo discípulo, relación que se da entre el protagonista y el celebre Crítico Farewell; luego en el viaje a Le-bás encontramos la presencia del cochero espectral: “como si aquel carricoche fuera a buscar a alguien para llevarlo al infierno” (Pág.9) y la llegada al fundo con su respectivo pórtico e inscripción sobre él, se da una reiterada aparición de figuras infernales encarnadas en los campesinos, las sombras, los ladridos de perros que nunca se logran divisar, etc. Pero sin duda, el hito que reafirma este ambiente infernal es la imagen del hombre torturado en el sótano de la casa de María Canales. Con estas sucesivas marcas la novela va creando ese ambiente siniestro que se describe en algunos artículos sobre este texto (Lo siniestro en el aire), ambiente que nos proporciona una visión de Chile, como un lugar donde bajo los sótanos y las caras amistosas de sus habitantes, se esconde el infierno, y que por último es desde este infierno, desde el cual se hace la literatura.
A lo que Bolaño nos responde en la presencia de Sordello, quien desde el purgatorio se expresa acerca de “la nocturna tiniebla” (La Divina Comedia, Cap VII), que en el infierno no hay luz y que el purgatorio es un sitio que no la tiene propia, que de noche se entenebrece e impide el paso: falta el Sol, luz de la inteligencia.

Comentarios

Maori Pérez dijo…
Y me parece notable el que hayas dejado un link al libro. Le contaré a mis amigos.
Víctor Quezada dijo…
muy buena reflexión
concuerdo plenamente con victor, aunque no he leído el libro. Je.

dice Proclo en su himno al sol
“Ocupando por sobre el éter el trono del medio, y teniendo por figura un círculo deslumbrante que es el Corazón del Mundo, tú colmas todo de una providencia apta para despertar la inteligencia” .

obviamente no he leído nunca a Proclo, y es una cita que encontré en un libro, pero me llama la atención esto del lugar central, esto de corazón del mundo, y los vinculos con la inteligencia, sobre todo en relación al caracter provincial del nocturno 'de chile', y por extensión del infierno. También viene al caso la antigua frase peyorativa de 'oscura provincia', esgrimida sobre toda región periférica.

El contrasentido físico es evidente: el universo no tiene capital. ¿Es la vía láctea una galaxia penca? ¿es el sol un individuo menor gracias a cuya juventud e imnadurez incandescente un lupanar azul prospera entre yermos vecinos?

sin embargo, se ha buscado científicamente vida 'inteligente' en otros planetas.

Bueno, les pido disculpas, amigos, por las estupideces que he escrito. He estado pensando en aquello que frank kermode llama escepticismo intelectual.
Víctor Quezada dijo…
yo tambien he pensado
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1. Me parecio muy bueno tu articulo. Siempre me ha gustado el juego intertextual en la literatura. Me parece mucho más interesante leer literatura desde la literatura por la literatura que por o mediada la crtica literaria. Obviamente, eso hace que tu lectura sea un aporte muy interesante y nos permita ver la novela con un ojo más critico.

2. Recorde un libro increible de la embajada italiana sobre la simbologia de Dante (lamentablemente no recuerdo su titulo : ( ). Voy a ver si lo encuentro para que le echemos una mirada. Tengo bellos recuerdos de ese ejemplar.

3. Tened cuidado con lo que lees sobre todo con esas ondas de lo Siniestro en el aire...a saber muchas veces lo que uno lee se vuelve realidad....

Algunas cita del Nocturno de Chile que me pueda hacer pensar aquello:

"Ahora me muero, pero tengo muchas cosas que decir todavía. Estaba en paz conmigo mismo. Mudo y en paz. Pero de improviso surgieron las cosas. Ese joven envejecido es el culpable".

Cariños y apenas me desocupe leo el nocturno de Chile y el Purgatorio con detenimiento. Y por favor pasa directamente al Paraiso nada/nada de infiernos.
Unknown dijo…
hola que tal, me gustó tu artículo, leí Nnocturno de Chile, y pase totalmente por alto los elementos que suguieres como marcas para la lectura, debo aceptar que al leerlo ya tenía una idea muy prefijada de lo que iba a encontrar, lo que me llevó a una lectura muy determinada, fija en la idea de la dictadura y la critica literaria. así que ahora me siento en la obligación de volver a revisarlo. por suerte es una novela corta, lo que no te prometo es volver a leer a Dante.
Mucho comentario. Grota!